REFLEXION





¿Por qué soy docente?

Yo no lo recordaba, pero mi mamá en una ocasión me dijo que no le extrañaba que fuera docente, pues desde pequeña ese era mi juego favorito:  Yo soy la maestra.   Y les enseñaba a mis "estudiantes" lo mismo que me enseñaban a mí en la escuela.  

     Inicié en el mundo laboral como Lic. en Cs. de la Comunicación, pero en el momento que diseñé una clase, pisé el salón de clase y me llamaron "Profe" me dije: Esto es lo mío.  

     Quedé enamorada de mis primeros estudiantes, de esa sed de conocer.  Eran adultos y jóvenes que cursaban la preparatoria abierta, y que por alguna situación, no terminaron en el tiempo correspondiente sus estudios; lo maravilloso era que se daban el tiempo para después de sus trabajos irse a estudiar, así que yo lo tomaba con mucha seriedad y responsabilidad el prepararles una buena clase que les despejara las dudas y que los motivara a seguir adelante y concluir sus estudios.

     Se me dio la oportunidad de cubrir interinatos en poblaciones serranas, donde me imaginé que sería un infierno, pero para mi sorpresa, fue la experiencia más gratificante de mi vida.  Conocí la calidez, la sencillez y lo agradecido que las personas de comunidades alejadas pueden llegar a ser.  Tanto los padres como los estudiantes estaban comprometidos con sus estudios.  Me sorprendía ver cómo ante la falta de distractores tecnológicos, los muchachos se iban a la biblioteca de la comunidad a llevarse libros que leían durante las tardes, después de sus labores escolares y hogareñas.  

     Durante 7 años estuve trabajando en comunidades rurales en mi querido Sonora ya con plaza fija.  Actualmente trabajo, igualmente en una comunidad rural, pero en el estado de Nayarit, sin embargo las condiciones son distintas.  La población es muy pequeña, y mucha de ella está conformada por población que migró de distintas partes del país, principalmente de Guerrero y Oaxaca buscando oportunidades de trabajo en el campo.

     En mis estudiantes puedo ver la necesidad económica que presentan sus familias que es evidente ante la falta de alimentación, vestimenta y material educativo que no presentan regularmente; los padres de familia se apoyan en sus hijos para la realización de trabajos remunerados, por lo que es común que falten a clases para irse a los cortes de caña, que les asegura un dinero extra.  No es de esperarse que comúnmente son los alumnos que andan bajo en sus aprovechamientos, y aun cuando se habla con los padres ellos justifican sus ausencias y no aplican reprimendas ante lo bajo de sus calificaciones.

     México es un país muy rico en recursos y de gente capaz de hacer y realizar cosas maravillosas para el país y para el mundo.  Lamentablemente, no hemos elegido a los dirigentes que nos brinden una situación económica digna, que nos aseguren mejores oportunidades de desarrollo acorde a nuestras habilidades o trabajo, por ello, las clases con más desventaja, tienen que debatirse entre comer o prepararse y comúnmente gana la primera opción. 

     La globalización, nos habla de muchos avances para los países que están inmersos en ella, nos habla de la necesidad de preparación con calidad, efectiva y tecnológica, nos habla del respeto por las diversidades y de mejoras a la calidad de vida de la población; sin embargo, mientras todas esas maravillas suceden y llegan, continuo viendo en mis clases ausencia de estudiantes, niños que se duermen de hambre o que no ponen interés en sus clases porque su estómago no se los permite; niñas que se casan a muy temprana edad o simplemente huyen con el novio a formar una familia ante el conocimiento permisivo de sus padres, pues les asegura que será una boca menos que alimentar.

     Por esto y por otras cosas más, me levanto diario a dar lo mejor de mí.  Me siento comprometida con los jóvenes de mi país a enseñarles algo que les ayude a mejorar en algo su vida, el darles una herramienta más para que sigan escalando en su aprendizaje.  Me gusta ser maestra, me gusta enseñar y aun cuando muchos no me lo reconozcan ni me lo agradezcan por uno solo que me diga que le sirvió de algo lo aprendido por mí, vale la pena.  

2 comentarios:

  1. Admiro su calidad profesional en la educación, es una de la pocas MAESTR@S que (en este caso leo) que no se queja de su labor docente. A diario escucho como se quejan de los niños y jóvenes; de la papelería que se debe entregar, del horario, de los padres de familia, etc., lo cual sólo prueba que trabajan como educadores sólo por obtener un sueldo fijo. Son poco los que como usted acuden día a día con una actitud abierta y positiva a las aulas. Sinceramente la felicito.

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    1. Muchas gracias, Claudia. Aunque, si he de serte sincera, también lo hago (quejarme) pero, la verdad no me veo haciendo y siendo otra cosa. Me gusta!!

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